“El futuro del planeta depende del consumo, de nuestra forma de vida, de qué entendemos por desarrollo. Mientras consideremos calidad de vida cambiar de coche cada dos años, comprar en grandes almacenes, poner el aire acondicionado a tope, vestir a la última y derrochar (en el sentido más amplio de la palabra), no habrá futuro. El futuro es gastar menos, disfrutar de una vida más sencilla, despreciar el poder y el exceso de posesiones, buscar el equilibrio personal por encima del estatus, apostar por la naturaleza, por la lentitud, por las pequeñas cosas, por los demás”.