Y si todos estamos de acuerdo en que, en muchas ocasiones, padres y profesores van por caminos distintos...¿por qué la administración no se encarga de empezar por ahí? ¿Por qué no buscan puntos de encuentro? ¿Por qué no se dedican a alabar el papel del maestro en lugar de ponerlo en duda? ¿Por qué no se les trata como profesionales de la educación? ¿Por qué se les pone el punto de mira sobre ellos cuando se habla de fracaso escolar?
¿Por qué parece más importante las horas lectivas o las vacaciones que tienen en lugar del trabajo que hacen? ¿Por qué no tienen la seguridad que les aportaría una legislación menos cambiante a expensas de ideologías políticas?
Si las diferentes administraciones no respetan su trabajo, difícilmente se creará la atmósfera idónea entre la comunidad educativa para realizar más que ejercicios de contención.
¿Interesa realmente una educación de calidad?
Hablemos de responsabilidades políticas, negociaciones, acuerdos y puntos en común para encontrar una ley consensuada. Una ley que permita sacar conclusiones objetivas y ajustes sobre una base sólida y compartida.
Hablemos de conciliación familiar no sólo desde los horarios que pueda aportar un
Centro Educativo, sino también desde la regulación de horarios laborales que, en muchas ocasiones, son verdaderas barreras para que los padres puedan pasar tiempo con sus hijos. Imposibilidad de acudir a tutorías, reuniones grupales, escuela de padres...
Pocos padres, hoy en día, quieren "enfrentarse" a sus hijos si sólo los ven unas horas al día por la noche.
Hablemos de la sociedad del "todo vale" y de la "defensa de lo indefendible". De todas esas personas que, teniendo una responsabilidad, sirven de ejemplo dañino a los niños buscando justificaciones en donde no las hay.
Hablemos del hermetismo de muchos Centros, en que la única manera de participación son los AMPA (que no es poco), cuando un colegio (más que institutos) puede llegar a ser un punto de encuentro de padres, alumnos y profesores para preparar diferentes actividades conjuntas.
Hablemos también, por qué no, del apoltronamiento de algunos docentes que por el miedo al cambio, por la inseguridad, por el estrés, por su poca valoración social, por su falta de reciclaje... no se atreven a dar un paso adelante e incluir a los padres dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje (si es que estos se dejan).
Hablemos de fomentar la autonomía en niños y jóvenes y pedirles responsabilidades (adecuadas a su estado de maduración) para hacerles separar los comportamientos "buenos" de los "malos". Que conozcan las consecuencias de sus actos tanto positivos como negativos. Que se les prepare desde bien pequeños a tener un pensamiento crítico.
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Uf... me he emocionado soltando el rollo...