Las pantallas de Nokia

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Las pantallas de Nokia en entredicho


Henry La se ha hecho famoso de la manera más extraña: un día se hartó de que su teléfono no funcionara como debía y decidió quejarse, pero a lo grande. Él y su equipo de abogados han emprendido acciones legales contra el fabricante finlandés por decepcionar y engañar a sus clientes a través de sus campañas publicitarias y violar los términos de la garantía oficial al vender -a sabiendas- terminales con pantallas defectuosas. El asunto llegó al Tribunal Supremo el pasado viernes.

La queja no se limita a un sólo modelo: implica a todas las series 32xx, 51xx, 61xx, 82xx y 88xx que, según el denunciante, arrastran un defecto de fábrica que Nokia conoce muy bien. Los abogados de la acusación afirman que las pantallas de todos estos modelos tienen tendencia a desvanecerse o desaparecer con obstinada regularidad y que sus fabricantes están al tanto de este defecto desde 1998.


Un asunto personal que se sale de madre


El señor La tampoco tardó demasiado en notar el problema. Compró un 8210 en
febrero de 2001 y la pantalla empezó a fallar prácticamente desde el principio. A partir de entonces, todo fue de mal en peor. Desde que empezó este proceso hasta hoy, ha pasado un año, pero no ha sido en vano. Sus abogados han llegado a la Corte Superior de California y exigen que reconozca su denuncia como una acción legal, siendo su teléfono uno de los modelos defectuosos que Nokia ha estado promocionando y vendiendo a lo largo y ancho del mundo.

Los representantes legales de Nokia han pedido al juez superior Victoria Chaney que desestime la demanda, con moderado éxito. De momento han conseguido que Chaney rechace la violación de los términos de la garantía, pero la corte aún deberá decidir durante el proceso si el fraude -de haber un fraude- ha sido intencionado o inconsciente.


Precedentes legales en Australia


Nokia alega también que la lista de acusaciones presentada por los abogados de La ha ido creciendo disparatadamente desde que fue presentada en mayo del pasado año. Y que algunas presentan demasiadas similitudes con las presentadas por un antiguo empleado de Nokia Australia a finales del 2001, que denunciaban a la empresa por prácticas fraudulentas al conocer los problemas de diseño de ciertos terminales antes de lanzarlos al mercado. Por aquel entonces, Nokia reconoció haber vendido modelos del 8210 con pantallas de baja calidad entre octubre de 2001 y enero de 2002. La Comisión Australiana de Consumidores obligó a la empresa a reemplazar todos los terminales vendidos por otros idénticos con pantallas en buenas condiciones y eso fue todo.

En esta ocasión, el número uno de los fabricantes podría salir peor parado. Si los abogados de Nokia pierden este caso, Nokia se verá envuelta en un proceso bastante penoso: deberá devolver los miles de millones de dólares de beneficios adquiridos con sus modelos defectuosos (que son muchos), indemnizar -o compensar- a los usuarios insatisfechos y dejar de vender los terminales pertenecientes a las cinco series mencionadas. Eso, y pasar mucha vergüenza, por no hablar de lo que supondría para su credibilidad en el mercado. Total, un cataclismo. Eso, si ganan

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