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Originalmente escrito por @phone7
Una consulta, (por aprender que yo no tengo ni idea de economía).
Y esa unión fiscal, que la determinaría (quien sea, el BCE, o Alemania) ¿sería igual de positiva para países con economías diferentes?.
Es decir, se dice que la política monetaria o el € ha girado en torno a lo que era el marco alemán y su economía, siendo menos beneficiosa para los países del sur.
¿Sucedería lo mismo con la política fiscal?
Yo no creo que el haber establecido una unión monetaria haya sido absolutamente negativo para las economías del sur. Me hubiera gustado ver a los agentes españoles teniéndose que financiar con la peseta en vigor; me juego un brazo y medio a que habrían tenido más dificultades para acceder al mercado de crédito, en el sentido de mayores intereses y más allá de que se haya aprovechado mejor o peor esa facilidad de acceso al crédito.
Yo no sé decirte si el establecer una unión fiscal va a ser igual de positivo para todos los países. En primer lugar, porque habría que definir qué significa positivo y cuál sería la configuración de la unión fiscal; y en segundo lugar, porque la economía, creo, no es una buena herramienta de predicción, aunque sí puede ser una buena herramienta analítica. Se pueden dar brochazos, grandes pinceladas, pero nada más. Pero, por ejemplo, de haberla tenido, apostaría a que no habríamos tenido estos problemas de deuda y, posiblemente, el problema de capitalización de las entidades bancarias se habría resuelto de forma menos perversa.
¿Por qué dije que la solución es una unión fiscal? Una política económica —esto es, el conjunto de decisiones de una autoridad— se sirve de unas variables objetivo —por ejemplo: la inflación y la producción— y de unas variables instrumentales —por ejemplo: tipos de interés, masa monetaria, gasto público—. Si se decide que las variables objetivo se comporten de una manera concreta —siguiendo con el ejemplo, que haya estabilidad de precios y crecimiento económico—, se deben ajustar las variables instrumentales según los modelos teóricos —y digo modelos teóricos, aunque sea redundante, por algo— con que se trabaje. Según de qué variables instrumentales se traten, hablamos de política monetaria —por ejemplo: el dinero en circulación— o de política fiscal —por ejemplo: el gasto público—, que vendrían a ser las dos grandes ramas de una política económica. En los modelos, estas dos políticas no están separadas: se influyen mutuamente —por ejemplo: una política fiscal expansiva, un aumento del gasto público, se puede ver frenada por la política monetaria—. Es decir, que si una autoridad sólo maneja una de las ramas de la política económica —en el caso de la eurozona, la fiscal para los Estados—, puede que el jugar con el las variables instrumentales no tenga los efectos deseados sobre las variables objetivo, o que ambas políticas, separadamente, persigan objetivos diferentes —que se vio en el inicio de la crisis, con el BCE mirando a la inflación y los Estados, a la producción—. Por eso, desde mi punto de vista, no tiene sentido una unión monetaria sin unión fiscal; esto es como estar casado y no acostarte con tu mujer (u hombre).
