El articulo de opinion al que hacia referencia fue publicado hace unos dias en el mundo, esta sacado de la edicion de pago:
Los cuerdos deben unirse contra los fanáticos del Islam
FREDERICK FORTSYTH
Todos los terroristas tienen dos cosas en común. En primer lugar, el odio: un odio enfermizo, ostentoso, que puede llevar a un hombre a asesinar mujeres y niños. Y luego, algo todavía más enfermizo, viene la excusa, la plañidera excusa de que todo se hace en nombre de una causa noble, y por lo tanto, está justificado.
De esa forma, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) asesinó cientos de civiles «por Irlanda». El hecho de que Irlanda nunca pidió que mataran en su nombre es ignorado.
La banda Baader-Meinhof asesinó en nombre «de la clase trabajadora alemana». El hecho de que los trabajadores alemanes estaban disgustados con esos asesinatos era para ese grupo algo totalmente irrelevante.
La mayoría de los terroristas tienen otra tercera cosa en común.Plantean demandas que una sociedad intimidada puede, si es golpeada con dureza y rapidez, aceptar. Entonces, los asesinatos cesan.
Pero Al Qaeda no tiene esas demandas, no busca negociar, y tiene un solo objetivo: matarnos a todos. Eso significa cristianos, judíos, y musulmanes seculares.
Es mejor olvidar la cantinela izquierdista de que «Estados Unidos se lo buscó», o «si no los hubiéramos provocado, nos hubieran dejado tranquilos». Ocurre que Estados Unidos es la más grande y la más rica sociedad judeo-cristiana del mundo. Luego viene el Reino Unido, y no hay nada absolutamente que podamos hacer acerca de eso.
Si puede haber alguna duda acerca de si los ataques de Al Qaeda fueron resultado de una provocación. Veamos lo ocurrido en los últimos años. Adolescentes australianos en Bali, ingenieros franceses en Karachi, turistas alemanes en Túnez, musulmanes en Nairobi, Dar es Salaam y Turquía, y millares más en Yakarta y en Irak fueron asesinados. Y los musulmanes seculares fueron asesinados porque no estaban arrastrados por el fanatismo.
Y ahora, en vísperas del aniversario del comienzo de la guerra en Irak, las últimas víctimas de la furia de Al Qaeda son 200 personas que simplemente intentaban tomar un tren en Madrid, un jueves cualquiera por la mañana.
Estos nuevos terroristas no necesitan ser provocados, porque están locos.
Pero ¿de dónde proviene la locura? El Islam es una gran religión, y, como todas las grandes religiones, se basa, teóricamente, en el amor: en el amor hacia Dios y hacia nuestros semejantes.
Para los creyentes, el Corán es la palabra revelada de Dios, dictada al profeta Mahoma por el arcángel Gabriel en una serie de trances hace 1.400 años.
Finalmente, como todos los grandes libros religiosos, el Corán enseña que es mejor la paz y el amor que el odio y la guerra, un estado a ser alcanzado por la devoción a Dios y a su mensajero, por la oración, la caridad, el ayuno anual del Ramadán, y el peregrinaje a La Meca. Por lo tanto ¿de dónde proviene el terrorismo, el odio, el placer de matar en nombre de Alá?
Hace 300 años, surgió en lo que es hoy Arabia Saudí un predicador conocido por sus prejuicios y su extrema violencia, Muhammad ibn Abdul Wahhab. La secta que fundó se basa en sus convicciones y en sus enseñanzas. Pero hace unos 20 años, el wahhabismo abandonó los confines de la península saudí y fue exportado a todos los extremos del islam. Lo hizo mediante el envío de imames y de predicadores, mediante la fundación y el financiamiento de colegios y escuelas en más de 100 países para lavarles los cerebros a los jóvenes e incorporarlos al nuevo credo.
El wahhabismo, también llamado salafismo, considera a un 90% de los musulmanes como impuros, junto a los cristianos, judíos y no musulmanes. Por ello, los fanáticos salafistas provienen de tantos países diferentes.
Muchos musulmanes están tan desconcertados por el surgimiento de este culto de maniáticos como los cristianos, y se preguntan «¿qué debemos hacer?» La respuesta es: nada. No es lo que ustedes han hecho, es lo que ustedes son.
Estudiosos del Corán (no todos, pero algunos) han señalado en voz alta que el libro sagrado nunca pidió a sus feligreses asesinar a cristianos y a judíos, y que por lo tanto el wahhabismo es una aberración de las enseñanzas del islam. Pero para aquellos que han sufrido un lavado cerebral, esa es otra herejía que debe ser castigada con la muerte.
Lo que Wahhab hizo en sus sermones y en sus escritos fue ejecutar dos cambios en la ortodoxia, y señalar luego que sus cambios eran la verdadera ortodoxia. El Corán alude a la guerra santa, pero como último recurso para defender al islam. En cambio Wahhab hizo de la guerra santa el primer deber de un creyente.
Algo todavía más peligroso: Wahhab cambió el status de cristianos y judíos. En el Corán se señala con claridad que debido a que esas dos religiones también adoran a un solo Dios verdadero, pertenecen a «los pueblos del Libro», y por lo tanto deben ser toleradas.
Dentro de esa tolerancia, cristianos, judíos y musulmanes vivieron en armonía bajo gobernantes musulmanes en la mitad sur de España y por toda la cuenca del Mediterráneo hasta Asia.
Pero existe otra categoría para la cual no existe tolerancia alguna: la de quienes adoran a muchos dioses, los idólatras.Ellos son indeseables para Dios y deben ser asesinados en masa si se niegan a convertirse. Wahhab reclasificó a cristianos y a judíos como mushrikun, idólatras, que merecen ser exterminados.De ahí la guerra santa global contra todos nosotros.
Es por eso que no puede existir negociación con salafistas o con los numerosos grupos de asesinos que han surgido en todo el mundo, ahora agrupados bajo la sombrilla de Al Qaeda. A ellos no les importa si los asesinados son corredores de bolsa norteamericanos o trabajadores españoles.
El islam dominante y razonable no puede limitarse a encogerse de hombros y decir, «esto nada tiene que ver con nosotros». Para que el mundo recupere la cordura, los cuerdos deben unirse a fin de echar a los íncubos lunáticos que han surgido en un rincón extremo del islam.
Frederick Fortsyth, escritor británico, es autor de novelas como Chacal, Los perros de la guerra y El cuarto protocolo. Su último trabajo es Vengador.
saludos
