Una niña de unos dos años fue golpeada y atropellada por una furgoneta en Guangdong (China). Sin ningún escrúpulo y de manera sorprendente, el conductor del atropello continuó la marcha, pasando el eje trasero del vehículo por encima del cuerpo.
El hecho es que, gran cantidad de peatones y motoristas circularon al lado de la niña del accidente en China. Ninguno de ellos ofreció ayuda, es más, no mostraron preocupación alguna. Lejos de ser retirada de la vía, una segunda furgoneta arrolló a la niña. Finalmente, una mujer se acercó, la cogió y la apartó de la vía.
Las noticias que llegan sobre el estado de salud de la pequeña son contradictorias. Shanghaiist ha informado de que Yueyue, que es así como se llama la niña, falleció a causa de las lesiones. Otros medios del país afirman que sigue con vida.
Parte de la sociedad del país se excusa de la actuación de las personas del accidente de la niña china. Los ciudadanos argumentan que las leyes del país culpan a los “buenos samaritanos”. De hecho, hay antecedentes. En 2006 un hombre que trasladó a una anciana al hospital fue denunciado por la familia de ésta y condenado a pagar parte de la factura médica.
Sea lo que fuere, con acciones como estas se demuestra que Hobbes no iba mal encaminado cuando dijo: “El hombre es un lobo para el hombre”.
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