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Miguel era un interno del centro penitenciario. Cuentan que nació en Úbeda y que tenía 53 años. Ayer apareció muerto en la enfermería de la prisión. Cuando, a las 7:55 horas, los funcionarios comenzaron el recuento, se lo encontraron muerto en la cama.
Llevaba en huelga de hambre desde mayo, que fue cuando entró en la cárcel. Había sido condenado por el Juzgado de loPenal número 3 por un delito de resistencia a la autoridad. Si todo marchaba bien, su estancia en la prisión debía de ser fugaz, ya que tenía que pasar 10 meses para cumplir su condena. A tenor de lo que tienen por delante muchos de sus compañeros, nada grave.
Sin embargo, Miguel siempre pensó que era un castigo injusto. Unos meses antes, ya estuvo interno en prisión preventiva, aunque el juzgado decretó su puesta en libertad hasta que se celebrara el juicio. Durante ese tiempo, ni comía, ni hablaba. Si necesitaba algo urgente de un funcionario, lo escribía. Además, su huelga de hambre era tan singular que no la comunicaba al centro. Fue el personal médico de la prisión el que detectó lo que le ocurría en uno de los controles. En mayo, volvió a la prisión y, otra vez, dejó de comer y de hablar. Ya lo conocían de la otra vez, por lo que estuvieron atentos y constataron que repetía las pautas de comportamiento anteriores.
Estuvo ingresado en junio en el hospital al agravarse su estado de salud. Todos los protocolos se encontraban activados para que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria autorizara su alimentación —en contra de su voluntad—. En cambio, cuando pasó unos días en la planta del Complejo Hospitalario, sí que volvió a comer. Se recuperó en el hospital y volvió a la prisión, pero, cuando se vio allí, otra vez, dejó de ingerir alimentos. Tampoco lo dijo, por lo que sus controles médicos y visitas al Complejo Hospitalario de Jaén se hicieron frecuentes. De hecho, volvió al hospital.
El martes por la mañana, fue dado de alta. Ingresó en el centro penitenciario, aunque, durante la noche, volvió al Complejo Hospitalario porque los médicos de la prisión vieron que su salud era muy débil. A las dos de la madrugada, una ambulancia lo trajo de regreso a la cárcel. Ayer, a las 7:55 horas, los funcionarios lo encontraron muerto en una de las camas de la enfermería mientras hacían el recuento.
- Si hubiera sido un corrpto de la PP$O€ que hubiera malversado miles de millones de euros, no hubiera entrado en prisión al ser la condena inferior a 2 años.
- Si hubiera sido un banquero estafador de guante blanco que hubiera robado los ahorros a miles de ancianos pensionistas, no hubiese entrado en prisón, antes se echa al juez de la Judicatra.
- Si hubiese sido un mercenario uniformado torturador al servicio del régimen, no hubiese entrado en prisón, se le hubiese indultado cuantas veces hubiese sido necesario para evitarlo...
...pero solo era un ciudadano corriente, y contra el ciudadano ya se sabe, en España contra el ciudadano el régimen reserva la llamada ¡TOLERANCIA CERO!
Solo un medio local cubre la información, el resto guarda un silencio cómplice cuyo olor no pueden esconder.
"¡Objetivos cumplidos!" Con el PP Españistán ya está peor que Venezuela, un país bananero donde a la disidencia se la deja morir en las cárceles del régimen por sus convicciones morales personales.